Y yo quién soy


Planteándome sobre qué escribir en el blog me dí cuenta de que muchas entradas serán historietas sobre mi vida diaria, que por motivos que desconozco  a veces tiene momentos realmente cómicos. Quizás sea mi propia manera de mirarlos...


La cuestión es que es complicado poder contar algo de mi vida sin que sepáis muy bien quién soy y con quién convivo. Al menos, brevemente. Brevemente contaros no convivir... bueno, ya la estoy liando dialécticamente. Vamos a ello.

Esta soy yo. Me pongo con un libro porque me encanta leer, aunque desde que soy madre mi ratio página/día a disminuido a niveles que me avergüenza confesar... También soy bastante "niña pera" y de siempre me ha molado estudiar. Hoy en día dedico mis escasos 5min diarios de tiempo libre a jugar al móvil.   Para que luego digan que la maternidad no te cambia... Trabajo en el mundo del marketing, soy bailona y teatrera y un poco hiperactiva.






Conocí a #miContrario hace ya 7 años. Nada original. Estaba sentado a mi lado del orden de 8 horas al día. Al principio yo tenía novio y de hecho ni siquiera creo que le cayera muy bien (al Contrario, no al novio). Él lo negará, pero yo creo que más que caerle bien le caí como obligación: "Tú, ocúpate de la nueva." Y el pobre, que otra cosa no, pero dispuesto es un rato, se hizo cargo de mí. Es un cacho de pan un poco gruñón, aunque con la cantidad correcta de cosquillas se le maneja.






Esta es #LaChuchina. Nos adoptó hace 5 años cuando vino a recuperarse de una operación a casa, una perrita mediana me dijeron. Dos meses de cuidados y diez kilos más nos plantaron un cruce de pitbull de 30 kilos del que no pudimos separarnos. Se supone que es potencialmemte peligrosa y que un día de estos se transformará en un ser agresivo al estilo Lobezno de Xmen. Por el momento tiene más alma de perezoso y cuando se oye un petardo desaparece en la bañera.  Hoy su mejor fan y su peor pesadilla es Morretes, al que aguanta estoicamente besos y mordiscos.


Y este es #Morretes, la última incorporación a la manada. El nombre no se lo puse yo, pero es uno de esos motes cariñosos que le pone la gente de mi alrededor que me gustan. En la guardería le llaman #BebéSonrisas por motivos más que evidentes. Es un cabezón y bastante hiperactivo (vaya, tiene a quién parecerse) pero nadie puede negar que tiene un carácter maravilloso y que desde que echó su primera sonrisa (allá por los dos meses) no ha dejado de sonreír. Siente pasión por LaChuchina, en concreto por quitarle su cama y darle besos, y por mi rimmel, que constantemente me saca del cajón del maquillaje. También está algo obsesionado con la lavadora, pero creo que eso es cuestión de la edad. Espero que se le pase o que mute a una sana obsesión por ponerla y quitarla (y tender y planchar).


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