Taxi! taxi! - El taxista musical

El otro día paré un taxi en la calle. Sé que para algunos esto no supondrá ningún hito, pero para mí,  que soy una application addict y que además vivo donde el viento da la vuelta y nunca pasa un taxi, lo de levantar la mano y decir ¡Taxi! (o "tasis" si eres madrileña de más de 60 años) hace mucho que no lo practico. 

Así que paré un taxi en la calle y el Dios de las Aplicaciones de Taxi me castigó. No mucho en realidad, porque ya sabéis que a mí me va la marcha taxística y me pasan cosas de lo más variopintas en los taxis,  pero me regaló una mini experiencia TaxiTaxi! que contar.

Nada mas entrar por la puerta, y tras sentarme y decir la dirección, el taxista me manda callar muy educadamente y me dice: "Escuche  esta canción que es una maravilla". Yo, que soy de naturaleza dispuesta me mantengo calladita escuchando con suma atención, no sea que luego me haga examen y tenga que hacer una crítica musical y no esté preparada, Eso, y que me daba miedo que me pusiera algo que no me gustara y tuviera que buscar un clavo ardiendo al que agarrarme. Imaginaos que me pone un "Hard Reggaetton" y tengo que decir algo así como "Uy, sí, la parte esa donde dice "Agárrate a la alcachofa de mi ducha" tiene una base de percusión muy buena". Que no están las cosas como para llevarle la contraria a un taxista en sus gustos musicales.

La cuestión es que comienza a sonar la música y desde los primero acordes empiezo a intuir que puede ser Diana Navarro, (que por cierto, me encanta),  aunque la canción en sí no me sonaba.  "¿Qué hago?" - pienso- "¿me hago la entendida y se lo digo, o me espero a estar segura?" Decido esperar un poco, no sea que la cague y el señor taxista melómano me salga por peteneras, pero así como 1,5 segundos más tarde, la Pepita Grilla que hay en mí decide ir por libre y suelta "¿Es Diana Navarro?". El taxista me mira a través del espejo retrovisor, sonríe y asiente con la cabeza. Primera prueba superada, nada de "Hard Reggaeton", ni alcachofas, ni donuts ni gasolina; puedo relajarme y escuchar.

Y estando en estas, según avanza la canción y el taxi, el señor taxista se me pone a llorar. No en plan a moco tendido, pero le empiezan a caer lagrimones por las mejillas. Y yo, quietecita como un topillo en mi esquina, asistiendo a ese momento tan íntimo y personal sin saber muy bien qué hacer o decir. 
Al acabar la canción, el taxista se limpia las lágrimas y me dice "Me recuerda mucho a mi padre". Y yo, que además de dispuesta soy de naturaleza sentimental, me pongo tierna tierna y acierto a decir con un nudo en la garganta "Mi favorita es la de Sola". "¡Uy! Pues es la siguiente" me contesta.

Así que mientras llegamos a mi oficina y pago la carrera comienza a sonar la susodicha canción, y como para cuando me tocaba bajarme no habíamos llegado a mi parte favorita, le digo: "¿Le importa a usted que me quede aquí a escucharla hasta que lleguemos al estribillo?". Él asiente, y sí señores. Ahí estábamos los dos. Sentadicos dentro de un taxi parado enfrente de mi oficina, disfrutando juntos una canción de Diana Navarro.

Al bajarme, con el corazón un poco más tierno que 12 kilómetros atrás, me pregunté a mí misma: "Mi misma, ¿es posible que todas estas cosas que te pasan no sean porque das con señores taxistas un poco raros sino porque tú seas también un personaje algo peculiar?"
Y la verdad, preferí no responderme. 

*Os dejo a la maravillosa Diana Navarro en "Sola"


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