La teoría del regalo perfecto o de las 3 Ps

Hacer regalos es todo un arte a perfeccionar, y no seré yo quien diga que siempre hago el regalo perfecto. Para nada.
Pero resulta que cuando te da por ser madre empiezas a recibir un mogollón de regalos (un 90% para el pichón y un 9,9% para tí. Y un 0,1% para el padre que corresponde con el bombón que prueba de tu caja). Y aunque agradeces todos,  (desde aquí gracias, gracias, gracias a todos) empiezas a clasificar y a reconocer que a veces, a lo largo de tu vida, la has podido cagar un poco (mucho) regalando. Así es la vida. No sabes qué es ser madre hasta que vas 4 días a la semana con la camiseta potada a la oficina (el quinto te quedas en casa porque el polluelo tiene fiebre), ni sabes que existen regalos-bomba hasta que empiezas a recibirlos.
Así que he estado reflexionando en torno a cuál puede ser el regalo perfecto, y la respuesta la he encontrado en la Teoría de las 3 Ps:
- Práctico. Cualquier buen regalo, y sobre todo en la época de reproducción, ha de ser práctico. Y si viene con practicidad probada (a mí/mi prima/mi hermana le fue genial) mucho mejor. Excepción: lo que era práctico en 1950 puede no serlo en 2018, ojo con eso (las camisas de batista para la primera puesta entran en este apartado; no por nada, son muy bonicas, pero es que comparadas con los bodies... pues no hay parangón, que también es una palabra muy de 1950).
- Pedido. Si un regalo ha sido solicitado previamente es menos molongui en términos sorpresiles, pero es un acierto seguro. Precaución con controlar a quién pides qué, porque recuerdo un cumpleaños en el que me junté con tres pares de botas de agua de personas diferentes. La forma de pedir ya va con cada uno. Puedes ser un sofisticado indirecta-sender (procura contar con expertos indirecta-receivers), o puedes ser un directo sin tapujos (he pensado que me vendría muy bien... recomendable con gente con la que tienes confianza y conocimiento de presupuesto) o puedes facilitarle la vida al regalado preguntándoselo directamente. Seguramente después de 3 o 4 "no hace falta que me regales nada" lograrás una respuesta clara.
- Pequeño. Lo pequeño es bello. Lo pequeño no ocupa. Lo pequeño combina con miles de aparatejos nuevos que trae bajo el brazo el nuevo peque y con los pisos de Hobbit que gastamos hoy en día. El tamaño importa. (Jur jur, pero del revés)
Obviamente no siempre conseguimos regalos PPPerfectos, pero podemos irnos aproximando con combinaciones de dos.
- Práctico y pedido. Porque puede que te pidan algo grande, una cuna por ejemplo. No la cagues comprando una cuna con cajonera, extensible a cama y dosel isabelino si NO entraba en las especificaciones.
- Práctico y pequeño. No te lo han pedido pero puede ser un descubrimiento para el padre / madre y resultar algo súper util. Y si no, como es pequeño cabrá mejor en el cajón del olvido.
- Pedido y pequeño. Oye que si la mamá (o el papá)  ha pedido algo poco práctico, es culpa suya. Este es un regalo-bomba autorizado. Y me remito al anterior punto. Como ocupa poco, cabrá mejor en el cajón del olvido.
Me despido solo deseándoos que nunca recibais un regalo anti PPP: grande, nada práctico y para nada solicitado.
Besos!

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